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[Campaña] Dualism [Priv. Duo Maxwell]
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Un día como cualquier otro, tras largas jornadas de viaje, la frontera de Etruria los recibió, desprendida ya hace mucho de sus defensas. No había otro lugar de mayor conflicto en todo Elibe, un reino abandonado por sus líderes, debilitado por el poder de sus propios vecinos. Tan solo había una oportunidad de corregir su destino, y ese momento era el presente.
La tarde era joven aún. Envueltos por una brisa, más de un centenar de soldados se movilizaban, izando un estandarte rojo, el wyvern y la lanza dorada que simbolizaban a Bern. Hasta entonces, Zephiel no había visualizado el campo de batalla que serviría de paisaje a su regreso. Los caminos eran verdosos, teñidos de luz. Todo el horizonte era visible habiendo ya cruzado las montañas de Lycia. En definitiva, los acompañaba una deslumbrante calma. Eckesachs descansaba entonces firme en su mano. Dormía a la espera del combate. Y qué combate sería, puesto que el monarca quería enfrentar a su enemigo directamente. Ya nada quedaba de aquel tiempo donde tan solo se preocupaba de sobrevivir, luchando en pequeñas escaramuzas con la esperanza de, algún día, volver a sentarse en su trono. Junto a su ejército, marchaba con la intención de encarar a la líder de dicha tragedia.
No había sido fácil encontrar la resolución necesaria. Después de todo, habían estado luchando años contra un enemigo invencible. ¿Quién aseguraba que, incluso tras su mejor esfuerzo, la cabeza de la serpiente no volvería a crecer? Existía la duda, Zephiel era muy consciente de ello. Sin embargo… no había error en su presencia. Es como si hubiese estado destinado a ser. Incluso si albergaba inseguridad, no había temor. Después de todo, si lograban sobrevivir esa batalla, por muy pequeño esfuerzo que fuera, encararía por fin lo que había esperado todo este tiempo. Eso era, corroborar que su gente, su reino, la humanidad en sí merecía vivir por sobre la desgracia eterna.
El enemigo los esperaba. Ya hace tiempo que no tenía intención de ocultarse. Tal parecía que deseaba un fin, significara o no la victoria. Eso era conveniente para los guerreros de Bern, dispuestos a dar su vida por la paz de su nación, de sus familias. No importaba la guerra o la desgracia siempre y cuando no fuera causada por esos demonios. Ese era el pensamiento que los llevaba a empuñar sus armas al frente, esperando tan solo la orden definitiva para embestir contra el grueso del ejército emergido.
Consciente de esto, los ojos del rey buscaron a quien estuviera de acuerdo con empezar la batalla. Pronto encontró al jinete de pegaso que entonces lo acompañaba; él había sido una de las voces que apoyó su convicción. No sería inadecuado pedir su opinión respecto al estado del terreno, la distancia que los separaba del combate, y los ánimos de sus compatriotas. Por eso, Zephiel alzó la voz:
-¿Es un buen día para entregar la vida? -preguntó ambiguamente. Zephiel disfrutaba de ese tipo de preguntas cuando, por otra parte, conocía ya las respuestas.
La tarde era joven aún. Envueltos por una brisa, más de un centenar de soldados se movilizaban, izando un estandarte rojo, el wyvern y la lanza dorada que simbolizaban a Bern. Hasta entonces, Zephiel no había visualizado el campo de batalla que serviría de paisaje a su regreso. Los caminos eran verdosos, teñidos de luz. Todo el horizonte era visible habiendo ya cruzado las montañas de Lycia. En definitiva, los acompañaba una deslumbrante calma. Eckesachs descansaba entonces firme en su mano. Dormía a la espera del combate. Y qué combate sería, puesto que el monarca quería enfrentar a su enemigo directamente. Ya nada quedaba de aquel tiempo donde tan solo se preocupaba de sobrevivir, luchando en pequeñas escaramuzas con la esperanza de, algún día, volver a sentarse en su trono. Junto a su ejército, marchaba con la intención de encarar a la líder de dicha tragedia.
No había sido fácil encontrar la resolución necesaria. Después de todo, habían estado luchando años contra un enemigo invencible. ¿Quién aseguraba que, incluso tras su mejor esfuerzo, la cabeza de la serpiente no volvería a crecer? Existía la duda, Zephiel era muy consciente de ello. Sin embargo… no había error en su presencia. Es como si hubiese estado destinado a ser. Incluso si albergaba inseguridad, no había temor. Después de todo, si lograban sobrevivir esa batalla, por muy pequeño esfuerzo que fuera, encararía por fin lo que había esperado todo este tiempo. Eso era, corroborar que su gente, su reino, la humanidad en sí merecía vivir por sobre la desgracia eterna.
El enemigo los esperaba. Ya hace tiempo que no tenía intención de ocultarse. Tal parecía que deseaba un fin, significara o no la victoria. Eso era conveniente para los guerreros de Bern, dispuestos a dar su vida por la paz de su nación, de sus familias. No importaba la guerra o la desgracia siempre y cuando no fuera causada por esos demonios. Ese era el pensamiento que los llevaba a empuñar sus armas al frente, esperando tan solo la orden definitiva para embestir contra el grueso del ejército emergido.
Consciente de esto, los ojos del rey buscaron a quien estuviera de acuerdo con empezar la batalla. Pronto encontró al jinete de pegaso que entonces lo acompañaba; él había sido una de las voces que apoyó su convicción. No sería inadecuado pedir su opinión respecto al estado del terreno, la distancia que los separaba del combate, y los ánimos de sus compatriotas. Por eso, Zephiel alzó la voz:
-¿Es un buen día para entregar la vida? -preguntó ambiguamente. Zephiel disfrutaba de ese tipo de preguntas cuando, por otra parte, conocía ya las respuestas.
![]() Zephiel | Afiliación : - BERN - Clase : Great Knight Cargo : Rey de Bern Autoridad : ★ ★ ★ ★ ★ Inventario : Eckesachs [2] Concoction [2] Espada de bronce [2] Sello de Duma Contrato con la Orden . Support : Khigu ![]() Sissi ![]() Especialización : ![]() Experiencia : ![]() Gold : 2345 |
Fire Emblem Rol :: ELIBE :: Etruria
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